
Los lápices grafito constan de una mina hecha de grafito y arcilla envuelta en una cubierta que de forma tradicional es de madera.
Aún teniendo en cuenta el estilo romano, el lápiz es el utensilio de escritura utilizado durante el período más largo de tiempo de nuestra historia. Si además consideramos al grafito contenido en los lápices como un derivado del carbón encontrado en las primeras pinturas rupestres, ese humilde HB que se encuentra en el cajón de su escritorio tiene un pasado tan único como el de la propia humanidad.
Historia
En la primera parte del siglo XVI, los lugareños descubrieron una gran cantidad de grafito sólido en Borrowdale, cerca de Keswick en el Distrito de los Lagos de Inglaterra. La química y la metalurgia eran por aquel entonces ciencias en pañales y esto llevó a que se clasificara al elemento como plumbago, que en latín significa “mineral de plomo”, ya que se creía que era un tipo de plomo negro en vez de una forma de carbón.
Esta denominación errónea ha trascendido a muchos idiomas en todo el mundo donde la palabra para referirse al lápiz se traduce como ‘pluma de plomo’, incluyendo el árabe, el alemán y el gaélico.
La implementación de una funda de madera que rodea el palo de grafito fue desarrollada por primera vez por una pareja italiana, Lyndiana y Simonio Bernacotti, ya en la década de 1560. Su diseño incluía un palo de enebro hueco en el que se colocaba el grafito para producir un lápiz de carpintero plano
El término lápiz sólo se utilizó por primera vez para describir una “herramienta de escritura de grafito” hacia finales del siglo XVI. En el español, la palabra deriva del latín lapis ‘piedra’, por la barrita de grafito que contiene.
El gran depósito de grafito, el único descubierto a esta escala, fue inmediatamente apreciado por los habitantes de la zona por ser particularmente eficaz para el marcado de ovejas y se empleaban pequeños trozos para este fin. Los militares en cambio, descubrieron un uso más lucrativo para el mineral, lo utilizaron como revestimiento de los moldes de las balas de cañón.
Los primeros intentos de crear barras de grafito a partir de grafito en polvo, se hicieron en la década de 1660, en Nuremberg, Alemania. Se convirtió en un activo tan valioso que la mina de grafito pasó a ser custodiada por la Corona.
En 1752 se aprobó una ley para proteger el grafito de los robos, con castigos que incluían la flagelación, trabajos forzados o la deportación. Esto no resulta sorprendente cuando el valor del grafito alcanzaba las 1.300 libras esterlinas por tonelada, el equivalente a 169.300 libras esterlinas en la actualidad.
Las minas de Borrowdale siguieron siendo la única gran fuente de grafito de buena calidad y sus lápices pronto fueron exportados a varios países europeos. Estos distintivos palitos cuadrados de grafito eran conocidos en toda Europa por su calidad y por la fuerza de su trazo.
No fue hasta las guerras napoleónicas de finales del siglo XVIII cuando los embargos comerciales obligaron a los franceses a desarrollar un método alternativo para fabricar minas de lápiz. Un oficial del ejército francés, Nicholas Jacques Conte, desarrolló una mezcla de arcilla y polvo de grafito (producido a partir de grafito de menor calidad) que se cocía en un horno.
En 1812, los primeros lápices de madera americanos fueron fabricados por William Munroe, un ebanista de Massachusetts.
Las posteriores mejoras en el diseño original incluyeron las primeras carcasas de madera octogonales y hexagonales. Para 1870 la Joseph Dixon Crucible Company era el mayor consumidor y comerciante de grafito del mundo. A finales del siglo XIX, se utilizaban más de 240.000 lápices cada día en los Estados Unidos.
Este avance puso fin al monopolio británico sobre la producción de lápices de calidad. Conte, que también era químico, desarrolló aún más este proceso de fabricación, al darse cuenta de que el uso de diferentes cantidades de arcilla y grafito daría como resultado una marca de lápiz más dura o más blanda, lo cual se ve hoy en día en la gama de lápices disponibles clasificados utilizando la escala HB. Esta escala clasifica los lápices según su dureza (H) y su negrura (B).
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Aprende.
El lápiz de grafito es una técnica seca que se basa en una mina generalmente de grafito o barrita de pigmento coloreado de carbón de leña y encapsulado en un cilindro de madera fino, aunque las envolturas de papel y plásticas también se utilizan. En la técnica del dibujo a lápiz, más que de procedimientos hablamos de caracteres visuales que tienen que ver con la personalidad del dibujante.
Los lápices de dibujo están graduados desde el 9B (super blando) al 9H (super duros). El lápiz estándar para escritura sería el HB (intermedio).
Principalmente pueden usarse como cuando se escribe, pero la inclinación u horizontalidad de la superficie de trabajo, el material, etc., indicarán las posiciones indicadas para cada trazo en cada situación.
En la primera etapa del dibujo (boceto, croquis, esbozo..) puede hacerse con cualquier graduación (duros), pero cuando es definitivo conviene hacerlo con el lápiz adecuado (blandos e intermedios).
La técnica de sombreado básica consiste en realizar una trama: abierta o cerrada.
El lápiz se usa en un ángulo cerrado, aumentando o disminuyendo la presión, dando como resultado sombreados como los del gráfico: zigzag abierto, líneas paralelas cerradas y líneas separadas.
Otra forma sería realizar un tramado cruzado: dibujar una serie de líneas diagonales y otras líneas que las crucen. Se puede obtener una menor o mayor oscuridad según la separación que le dejes entre las líneas.
Finalmente, los procedimientos mencionados se pueden complementar con el difuminado. Utilizando un trozo de papel, tela, un difumino o simplemente los dedos, extendemos el grafito creando una mancha uniforme y suave. (Información obtenida aquí).
Las claves del grafito
- Debe emplearse para formatos pequeños.
- Para minas duras, usa papel satinado; para las minas blandas, papel áspero.
- El trazo del grafito es siempre brillante, no lo combines con carboncillo.
- Es necesario encajar con mucha precisión.
- Conviene mantener la punta siempre afilada o ligeramente plana.
- Para no manchar podemos poner un papel debajo de la mano.
- La entonación se realiza de forma progresiva, es decir, de más claro a más oscuro.
- Los detalles se realizan con la punta del lápiz, sin difuminar.
- Para extraer las luces con la goma, lo haremos sobre una base difuminada, al final.
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